En este informe, pueblos indígenas, mujeres, autoridades locales, agricultores, pequeños comerciantes y pequeños pescadores, hablan sobre su experiencia con respecto al cambio climático en Honduras, Perú, Brasil, Mali, Suazilandia, el Reino Unido, Australia, Malasia y Tuvalu.

Los miembros de estas comunidades destacan las estrategias que han desarrollado para intentar adaptarse a las transformaciones radicales que el cambio climático ha significado para sus territorios, estilos de vida y ecosistemas.

Los trastornos del clima le están ganando a las armas. Un informe reciente de Naciones Unidas evidencia que en el mundo, hoy hay más personas desplazadas y refugiadas por situaciones ambientales que por las guerras y muchas de ellas son las afectadas por el cambio climático. El asunto dejó de ser una amenaza del futuro. Se instaló en el Planeta.

Bangladesh se sumerge en el mar y se teme que en varios años perderá gran parte de su territorio. Varios poblados han tenido que trasladarse por las inundaciones. En las islas del Pacífico Sur, el mar crecerá de tal manera que anegará extensas áreas de sus pequeños territorios y los habitantes tendrán que marcharse irremediablemente. Los Estados se están preparando. Los glaciares se derriten en países andinos y en otros del Asia en la región del Himalaya, donde pueblos enteros basan su agricultura y su consumo en el agua que les brindan las nieves perpetuas. Su extinción está en camino.

Y mientras algunas regiones soportan inundaciones, en otras, las sequías abruman y traen cada vez más desertificación y con ella más hambre, sed, enfermedades, migraciones. La crisis climática que enfrenta hoy el Planeta ha provocado y provocará efectos irreversibles en muchos ecosistemas y agudizará los conflictos sociales y económicos.

El cambio climático deja al descubierto a cada segundo la fragilidad del sistema económico reinante, que demanda sin medida las riquezas a la naturaleza y se basa en combustibles fósiles como el petróleo y el carbón, principales fuentes de gases de efecto invernadero. Esa causa general, tiene su una enorme expresión en el consumo desaforado del Norte; algo que se niega a veces con cinismo, pero que urge reducirlo. Pero disminuir el consumo y la demanda es imposible sin que al mismo tiempo se reduzcan la producción y el abastecimiento.

Sin embargo, frente a las soluciones, sigue primando el poder de las industrias de automóviles, de petróleo, mineras y, más recientemente, de agrocombustibles.

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Autor: Amigos De La Tierra Internacional