Las negociaciones sobre el clima que se realizarán en diciembre de este año en París, son consideradas la última oportunidad para que los gobiernos del mundo se comprometan de modo vinculante con objetivos que pudieran detener nuestra marcha hacia la catástrofe. Pero en la cuenta regresiva hacia París, muchos de estos mismos gobiernos ya firmaron o están impulsando una serie de ambiciosos tratados comerciales y de inversión que inviabilizarán las medidas que se podrían tomar para enfrentar el cambio climático.
Lo que sabemos hasta el momento acerca de estos acuerdos, a partir de los pocos documentos que se han filtrado de las negociaciones secretas, es que originarán una mayor producción, más comercio y más consumo de combustibles fósiles —en un momento donde existe consenso sobre la necesidad de reducir todo ello.1 En particular, se espera que el Acuerdo Económico y Comercial Global entre la Unión Europea y Canadá y la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (TTIP) entre la Unión Europea y Estados Unidos, se traduzcan en una mayor dependencia de la Unión Europea hacia los combustibles fósiles importados desde América del Norte, así como en una reducción del espacio político necesario para promover economías de bajas emisiones de carbono y energías renovables. Por otro lado, se espera que el Acuerdo Estratégico Trans Pacífico de Asociación Económica (conocido como TPP), un mega pacto en que participan 14 países de Asia y de América y que fue concluido a comienzos de este mes, resulte en más exportaciones desde los Estados Unidos hacia los países de la Cuenca del Pacífico. Los nuevos acuerdos también incorporarán las disposiciones de resolución de conflictos, entre los inversionistas y el Estado, que las empresas ya están usando mediante el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), para revertir las moratorias sobre el fracking (o explotación mediante fractura hidráulica) de yacimientos de gas y otras medidas ambientales implementadas por los gobiernos.
Menos aún se ha dicho acerca de cómo afectarán nuestro clima las disposiciones sobre producción de alimentos y agricultura incluidas estos acuerdos. Pero la pregunta es de extrema importancia, porque la producción de alimentos y la agricultura tienen un enorme impacto sobre el cambio climático. De la deforestación al uso de fertilizantes y de las granjas industriales a las estanterías de los supermercados, producir, transportar, consumir y desechar alimentos, produce cerca de la mitad de todas las emisiones de gases con efecto de invernadero.3 Debido a que la creación de nuevos canales para el flujo de bienes agrícolas y el cambio de los regímenes regulatorios y de inversión para el agronegocio y la industria alimentaria tienen alta prioridad en los acuerdos actuales, sin lugar a dudas habrá un impacto sobre el cambio climático —y muy posiblemente negativo, a menos que hagamos algo.
Consideramos que existen siete formas mediante las que la producción de alimentos y la agricultura, como componentes de los actuales acuerdos comerciales y de inversión, harán que la crisis climática empeore.
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