Ante la realización de la COP26 en Glasgow, Escocia

 

La Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC) y las negociaciones internacionales han fracasado para evitar la crisis climática y consecuentemente el colapso civilizatorio, principalmente debido a la subordinación de estos espacios a los intereses de las grandes corporaciones multinacionales y a los Estados causantes de las emisiones de gases de efecto invernadero y promotores de falsas

soluciones al cambio climático, así como del sistema financiero internacional. Por esto, hemos señalado recientemente que las cumbres climáticas se han convertido, literalmente, en cumbres de negocios.

La COP26 de Glasgow, lejos de ser una excepción, o un cambio en esta tendencia, es la confirmación y la profundización de peligrosas falsas soluciones a la crisis climática y de las injusticias que han dominado las negociaciones climáticas, acentuadas por los riesgos y las restricciones asociadas a la pandemia del COVID19.

El impacto mediático del último informe del IPCC plantea un escenario propicio para la imposición y consolidación de las falsas soluciones, con énfasis en los mercados de carbono, la captura y almacenamiento de carbono, los esquemas Cero-Neto, las mal llamadas Soluciones Basadas en la Naturaleza, y los planes de transición energética que demandan la extracción a gran escala de minerales, con el Acuerdo de París como pilar para la globalización de estas propuestas, que en lugar de enfrentar las crisis climáticas las van a recrudecer.

De facto el Acuerdo de París es un acuerdo comercial de compensaciones de carbono y de acaparamiento de bosques, tierras y océanos, y no tiene nada que ver con enfrentar el problema del calentamiento global, siendo parte de la nueva arquitectura de gobernanza global, en la que el sistema financiero ha adquirido poderes absolutos, las corporaciones se han enriquecido como nunca antes mientras devastan el planeta y vulneran derechos en
total impunidad, y los Estados industrializados del Norte, sin importar las consecuencias, imponen mecanismos coloniales y militares a ultranza.

En esta nueva arquitectura global, la métrica del carbono se asienta también a través de la industria agroalimentaria, los Objetivos de Desarrollo Sustentable, los nuevos regímenes de conservación, y en colusión con el sistema financiero para profundizar el endeudamiento de los países del Sur.

Es por esto que no sólo respaldamos el llamado a la postergación de la COP26, sino que llamamos a las organizaciones y movimientos de justicia climática a restar legitimidad a estas negociaciones realizadas en condiciones de extrema inequidad y a exigir a los gobiernos nacionales las políticas y medidas reales y efectivas para el enfrentamiento de las causas estructurales y los impactos del cambio climático, basadas en la soberanía territorial,
en las prácticas, culturas y economías locales, en condiciones de trabajo y vida dignas, así como en el intercambio solidario entre pueblos y comunidades.

Finalmente llamamos a las organizaciones, movimientos y articulaciones de justicia climática a centrar los esfuerzos en crear solidaridad, visibilizar y fortalecer las luchas y resistencias territoriales que se enfrentan a proyectos extractivos, de agronegocios, y de falsas soluciones en todo el mundo y que defienden los derechos de los pueblos y de la naturaleza.

¡Acabar con el sistema capitalista con solidaridad internacional!

 

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